Hace dos días, nuestra hija estaba bebiendo zumo de su botella de agua. De repente, tosió (mientras bebía) y se volvió hacia mí sujetándose la garganta. Inmediatamente intenté ayudarla de todas las formas que sabía: palmaditas, brazo en alto, ponerla boca abajo, etc., pero no se despejaba. En ese momento, una amiga llamó al 911 y mi marido cogió el Dechoker. Al primer intento, salió zumo. En el segundo intento, ¡¡estaba respirando!!

¡Uf! Todos dábamos gracias a Jesús. Los paramédicos le dieron un ?y un choque de puños, y la acurrucamos toda la noche.

Cuesta 50 dólares y vale la pena. Si no lo hubiéramos tenido, la habrían hospitalizado como mínimo.

Agradecido, agradecido, bendecido, A.D.