Ninguna familia quiere pensar en el riesgo de que un niño se atragante, pero ese riesgo es desgraciadamente persistente. Aproximadamente cada cinco días, sólo en Estados Unidos, muere un niño por atragantamiento. Creemos que la mejor manera de reducir ese riesgo es prepararse para él.

Aquí hablaremos de estrategias para que toda la familia aprenda a prevenir los atragantamientos y qué hacer si se produce una emergencia.

Inicie la conversación: ¿Qué es la asfixia?

Hablar a los niños de emergencias como los atragantamientos puede ser complicado, porque queremos que entiendan la gravedad de la situación, pero no queremos asustarles. Como en tantas otras cosas en la vida, creemos que, cuando se trata de atragantamientos, la sinceridad es la mejor política.

Empieza la conversación con tus hijos de forma sencilla, preguntándoles si saben lo que es el atragantamiento. Trabaja desde ese punto de partida, en función de su respuesta y de su edad. El concepto más importante que tienen que entender es que las cosas que nos llevamos a la boca a veces pueden atascarse, y eso puede ser muy peligroso.

Si lo consideras oportuno, puedes pedir a tus hijos que respiren hondo varias veces o que aguanten la respiración un momento. Indícales que no pueden aguantar la respiración mucho tiempo, porque respirar es muy importante y nuestro cuerpo necesita seguir respirando. A continuación, pídeles que intenten tragar y que se den cuenta de lo que sienten. ¿Lo sienten en la garganta? Explícales que cuando alguien se atraganta con un trozo de comida u otro objeto, éste se queda atascado ahí, en la garganta, que es también donde respiramos. "Si no pudieras respirar, no te sentirías bien, ¿verdad?".

Estos conceptos pueden parecer rudimentarios, pero creemos que es importante que los niños entiendan qué es el atragantamiento para que se sientan motivados a prevenirlo.

Los próximos pasos: Prevenir juntos la asfixia

Una vez que sus hijos entiendan qué es el atragantamiento y por qué es peligroso, deben trabajar juntos como un equipo familiar para prevenirlo. Hable de los tipos de objetos con los que los niños pueden atragantarse, como juguetes y otros pequeños peligros domésticos. En lugar de limitarse a decir "no te metas eso en la boca", pruebe a añadir "eso puede provocar atragantamiento". ¿Recuerdas lo que aprendimos sobre los atragantamientos?". Involucra a los hermanos mayores enseñándoles por qué es tan importante recoger los juguetes pequeños.

También es muy importante hablar de los alimentos que provocan atragantamientos, que suponen un riesgo mayor que los objetos domésticos. Trabaja en el desarrollo de buenos hábitos alimentarios y explícaselos a los niños utilizando las siguientes frases, relacionando cada una de ellas con lo que habéis aprendido juntos sobre los atragantamientos:

- Mastica la comida completa y cuidadosamente. No hay que precipitarse. A veces la gente se atraganta cuando intenta tragar demasiado y demasiado rápido.

- No comas mientras corres. Es posible que no puedas tragar la comida con facilidad. Debes comer con calma y tranquilidad.

- No comas tumbado. Claro que suena bien tomar un tentempié tumbado viendo la tele, pero es difícil tragar cuando estás tumbado, incluso para los adultos. Debes comer siempre sentado y erguido.

Qué hacer en caso de emergencia

Por último, si tu hijo tiene edad suficiente, puedes hablarle de qué hacer si alguien se está atragantando. Enséñele el "símbolo universal" del atragantamiento: rodearse el cuello con las manos. Dígales que les preguntará: "¿Te estás ahogando?" si hacen ese signo, y que deben intentar responder asintiendo con la cabeza. Enséñales que si alguna vez ellos o alguien a quien ven se está atragantando, deben buscar a un adulto inmediatamente.

Si lo consideras oportuno, también puedes mostrarles demostraciones en vídeo de tratamientos de primeros auxilios en caso de atragantamiento, como este vídeo sobre el funcionamiento del Dechoker. Responde a sus preguntas sin sobrecargarles de información y deja que se sientan reforzados por su comprensión. Del mismo modo que a los adultos nos ayuda a estar menos preocupados estar preparados, la información y la planificación pueden ayudar a los niños a sentirse más seguros.